Veinticuatro horas marchitas que husmean buscando el escondite perfecto.
Trece saltos para estirar el alma y desagrietar las heridas del sendero.
Seis sonrisas. Una por mañana.
Tres besos. Dos abrazos. Un te quiero.
Qué decir, sino, es un segundo. El segundo más eterno. El que separa las palmas de los dedos.
Te echo de menos. Siempre te echaré de menos, abuelo.
"Un abrazo, con todas tus fuerzas. Un abrazo de esos que son para siempre."
martes, 28 de agosto de 2012
sábado, 11 de agosto de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)