sábado, 5 de enero de 2013

Y pasa la vida como en un camino embarrado,
quieres andar,
                         andar por andar,
por pasar de largo, por pasear;
pero cada paso ataca las ganas y las fuerzas del qué dirán.

Mientras, se van los segundos, y,
confusa,
quizás perdida
                      o escondida entre las sábanas,
repasas cada instante queriendo esconder los recuerdos desbaratados.

Se cierne una estampa de miedo, se va escabullendo
como se pierde la arena de tus manos en la playa.

Creer que puedes coger el tiempo y malearlo...
                                                                           Inocente.

El tiempo no debe perderse,
es finito y desagradecido.

Cógelo, con alevosía, impávido. Que sepa quien manda.

Sólo así podrás ser dueño de tu propia vida. Sabiendo que todo lo que haces, lo haces a conciencia. Si alguien te traiciona, que sea porque tú lo has permitido. Se puede amar, no es un cuento de ignorantes. Incluso cuando notas que ya todo se ha perdido, saber echar un paso adelante.


Es una capacidad, quizás un sacrificio,
es un esfuerzo con una recompensa tan pura, que la mayoría de sabios no saben que es real.

Pero sólo con tiempo, ganas, latidos, ilusión... Fe. Sólo con todo, podrás amar.

Y quizás ese día comprendas que el tiempo es el ritmo de los latidos, la canción de un día nuevo y el recuerdo de un sentimiento que crece con el uso. Y nada, ni nadie, y nunca, podrá arrebatarte de las manos todo lo ganado.

Por eso, el tiempo de los que saben sentir, se mide en latidos. Los segundos son para los cobardes.

1 comentario:

  1. pasa la vida, pasa la vida, y no has notado que has vivido, cuando pasa la vida (pata negra)

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