Buenas tardes abuelo, quería contarte, después de comer, en la sobremesa. Tu jarra de cristal, mi café, las noticias de fondo. Te quejas del gobierno y me preguntas cómo me va la vida. Te digo que bien, como siempre. Me miras. Me conoces y sabes cómo me va. Me preguntas qué me preocupa. Me das mil razones para dar un paso adelante. Me das la mano, apretas fuerte. Me abrazas y me dices que te lo devuelva con todas mis fuerzas.
Hoy es un buen día para gastar mis fuerzas en un abrazo. Echo de menos tus consejos, el paseo hacia el Alcampo hablando de tantas cosas...
Te quiero abuelo.
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