lunes, 21 de mayo de 2012

A ti
      ¡tú mismo!,

me importa que te des por aludido.

¿Ves cómo está el cielo?
Aún no te he escuchado gritarle.
Te habrás quedado sin saliva,
                                              o sin sueños.

A ti, que te hablo y me refiero,

quiero verte mirar con los ojos despechados del frío invierno,
no los cierres si hay viento,
                                       así verá que no es momento de dejarle soplar.

A ti, persona, ingenuo, testarudo y todo cuanto anhelo,

a ti dedico mi tiempo, mi empeño,
mi corazón abrigo y las huellas que dejo.

Será, quizás,
porque a ti te quiero.

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