miércoles, 23 de octubre de 2013

Entre aguas, mares,
entre sueños y esperanzas,
              la calma de lo que se tiene,
              un espontáneo deseo que quiebra el alma,
y la dibuja de nuevo, parece estrellada, impaciente.

Sumiso el corazón que no me habla.
Sumiso el corazón
                           que no me habla.

Doblada en mil partes la lluvia de una garganta que quiere gritar.
Reñida, dispuesta,
sonrisas enlatadas que me dejan escaparme.

Doblada en mil partes, entre dos aguas,
                                    entre dos mares,
sueño.
Y pienso que todo está en calma. Río.

Renazco del día que fui de tu sonrisa esclava.

Sumiso el corazón que me da la espalda,
insulso,
             del miedo
                               que no me habla.

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